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domingo, 9 de marzo de 2025

preventa de El otro reino / viernes 28 de febrero














 👑👑👑👑👑

La alegría de hacer libros como un modo de resistencia a la crueldad.
Les invitamos a ingresar en El otro reino, de Kevin Jones.

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La bellísima ilustración de tapa es de Julia Bartolini
Diseño de tapa e interiores: Laura Gaglioni
Las hojas de guarda las tomamos prestadas de los moldes de la Revista Claudia 💕

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Dice de este libro Gabriel Martino:

El hada arrastra sus vestiduras por palacios solos. Sabe que no existe, aunque haya dormido mil siestas, y sueñe con sus labios.

Lo que pasa, pasa lejos, como la sonajera de los carruajes.

Monedas, pepitas, pedruscos para la fuente de los deseos. Saco roto, pespunte, trapo.

El sentido a veces se nos escapa, pero no querríamos saber por qué son preciosos estos textos, como la lengua el oro de la miel.

Poesía es la forma en que piensa el hada y poema un pequeño fractal azucarado. ¿Qué habrá detrás de estos poemas transparentes? ¿Quintaesencia? ¿Tiempo encerrado como ovillo de humo?

Se trata de un libro, este, de cristal, que solo es traslúcido para las augures de fuera.

Quiero probarme/ las enaguas/ de la oscuridad.

El hada resplandece como un candil, a través de los mapas intermitentes de sus sábanas, y ésa es toda la comunicación posible, toda su magia. Solo cabe seguirla merced a los signos cambiantes de cada hoja, como el ave la rama que ha dejado.

👑👑👑👑👑

Sumamos entonces esta 👑p r e v e n t a👑 a las anteriores de la colección Mutaciones de la realidad.

🍃$18000 con envío incluído comprando otro libro de la colección.

#kevinjones
#poesiaargentina
#poesiaentrerriana
#laballestamagnifica

martes, 14 de enero de 2025

En el fondo, el sol




¿Y hay que llegar al fondo de la taza para ver el destino? 

Aquí hay una ráfaga de estrellas, dos pájaros en vuelo, una sortija rota, 

y algo que se asemeja a una sombra, de pie, junto a una lámpara. 

Todo diseminado sobre un desierto blanco, un desierto de nieve, indescifrable. 

Tal vez sean tan sólo fragmentos ilegibles de días ya vividos, 

porciones de una historia desgarrada por los dientes despiadados del tiempo. 

Pero desde temprano yo vi mi porvenir en una nube, 

o en aquella burbuja de cristal 

donde había una casa vagabunda, con sus luces de fiesta y de leyenda, 

y un jardín encantado que llevaba de pronto hasta muy lejos 

-siempre, en el fondo de todo hay un jardín-, 

hasta la puerta oculta en la maleza 

para salir a los peligros y a la desconocida inmensidad, 

para volver a entrar, medrosa o deslumbrada, a mi tibio refugio, 

a mi aterciopelado paraíso.

                    ¡Cómo brillaba entonces aquel sol! 

Pocos años después descubrí mi sentencia 

inscrita en el oscuro reverso de una piedra que rodó con el viento 

desde el final hasta el principio de todo mi camino. 

Y esa fue mi condena, mi mandato de fuego: 

encontrar la secreta escritura de Dios dispersa en las imágenes del mundo, 

debajo de la hierba, en el fulgor del rayo, en la memoria de la lluvia. 

Tentativa imposible la de enhebrar los signos, 

el cifrado alfabeto que comienza en el Verbo y termina en los huesos.

                    ¡Y el sol ardía siempre sobre cada vocablo! 

A lo largo del tiempo leí más de una vez el fondo de mi suerte 

-el cielo y el infierno confundidos-, 

lo leí en unos ojos de chispas y de sombras, 

ojos para mirarse como en un largo insomnio de las nocturnas aguas 

-¡ah!, pero lo que ves en esas aguas no es lo mismo que ves a través de las lágrimas-. 

Yo me veía en ellas como la más intensa y eterna primavera, 

aunque siempre aspirada por los remolinos, por el vértigo al borde del abismo, 

hasta que sobre mí se condensó la noche, se cerraron las aguas.

                    ¡Y hasta entonces el sol enceguecía como nunca! 

Ahora estoy a solas, mi sombra desvelada frente al muro, 

contemplando la última señal que trazó en todas partes mi destino: 

una larga fisura que corre como un río, como una zanja negra, como un tajo. 

Tal vez sea el anuncio de la herida profunda que cortará mi vida 

para que mi alma salga de este mundo. 

Pero quizá ese tajo sea más bien promesa que amenaza: 

tal vez quiera decir que no es una frontera, 

un límite infranqueable entre mi ayer visible y mi mañana ciego, 

sino sólo la marca de la unión entre la breve tierra y el reino prometido.

                    ¿Y el sol?, ¿Ya nunca el sol? 

Si miras en el fondo de la taza no verás nunca el sol del otro lado, 

desde aquí no verás nunca nada, sino un desierto blanco, 

un reflejo que impide la visión.


Olga Orozco en sus "últimos poemas" recogidos en su Poesía reunida.






domingo, 23 de junio de 2019

Quien fue muy lejos / quien no supo.

Los pasteles



El rostro desfigurado

de quien se atrevió

demasiado.



Ven dile que venga.



Quien fue muy lejos

quien no supo

de casualidad no has visto.



Ahí está

lo malo

que no sé

dónde se fue.
















Azahares para tu boda 





La intimidad


es una habitación


y la vida


los pasillos.





¿Mamasita, dónde estás?





La tempestad del afuera


se duplica en el adentro


y ya no hay lugar


para protegernos.





Pero también


su tranquilidad.





Para qué te digo 


que no


si sí.




















La carestía de la vida





Pues si es que


como todo:





los avaros suelen guardar


sus tesoros


debajo muebles pesados.





El estómago parece


colchón de una espuma.





Hay cosas que ni qué.





¿Tengo o no tengo


razón?














Maruja 





¿No tienes acaso tú


una parte misteriosa? 





¿Algo que el Botija


no sepa?





Siento


que ya no estoy


muy buena. 





¿Quiere contarme?





No.





Digo sí.





Digo,


¿quién sabe?










Doña trapos





Prefiero ser


secreta y sabia


como una tapia.





Pido.





Que fama y enojo


no nublen


como antes


mi entendimiento.





A cambio


prometo


el encanto


de una historia


recién 


nacida


ida


ida


ida.















sábado, 15 de junio de 2019

¿Qué vas a hacer ahora? / Dos poemas de Jorge Leonidas Escudero

Cuchicheo de estrellas



¿Adonde voy? No sé si llegue

pero voy.

anduve recogiendo piedritas

a ver si alguna me decía, por fin, 

que hallé oro y me volví rico y…

¿Qué vas a hacer ahora?






Y basta ya de esperanzas muertas,

ahora me dedico a escarbar en el papel

a ver si encuentro la palabra esa

que huye y se esconde,

se me atraganta en la mano

y justo antes de decirla

termina en nada.



Me pasa como allá en la montaña

cuando dormía a cielo abierto

y las estrellas cuchicheaban entre ellas:

Pobrecito,

dejará de buscar cuando se muera.






en Sobrevenir (2013)
















La transmutación del oro





Dormitaba en la plaza acurrucado


en un banco hacía frío había ido


a no sé qué.





El caso es estaba y de pronto


me alza un cóndor en alas y me lleva


a la Cordillera de los Andes.





Ahí vi contras las rocas florcitas amarillas


y ellas me reconocieron;


entonces les pasé la mano por encima,


suavemente


como cuando se acaricia un gato.


Estremecidas por el viento


me devolvieron el cariño arqueando el lomo,


apretándose a mi mano. Les digo


que hasta llegaron a runrunear.





Esto es más hermoso


que mi quimera del oro en esa Cordillera.





en Elucidario (1992)

martes, 28 de mayo de 2019

Esta correspondencia me excita / Francisco Gandolfo

Correspondencia



Soy el nuevo Adán

que se tiende al sol

para recibir el cosmos



estoy aquí sorbiéndolo con mi cuerpo

libre de tensiones



también los ratos

de las estrellas que no veo

se adhieren a mi piel

como al pelo de los gatos



la atmósfera que me envuelve

traspasada de nubes y de pájaros

oliendo a vegetal y tierra

me oxigena y acaricia



a través del pasto fresco

con insectos que me caminan

el suelo me penetra de humedad

y sustancias minerales



las galaxias me envían

cartas de amor con un rulo

un pedazo de vestido

o el hilo tejido

que su cuerpo lució



las líneas temblorosas

de sus manos dicen

que retribuyen mi atención



esta correspondencia me excita

y la contesto con versos que exaltan

la amante energía de vivir.














Estrella





En un partido de fútbol


fue tan grande mi esfuerzo por meter un gol


que cuando lo hice me desmayé





mi mejor amigo me cargó en sus hombros


y me llevó hasta la cama


donde desperté de noche


con una estrella en mi cuarto





tan viva que tuve escribir sobre ella


y no la pude explicar





mi amigo volvió y al verme bien


me dio un cigarillo


y hablamos de estrellas





él me dijo que de chico


tuvo su estrella favorita y la perdió


como quien dice jugando al truco





yo le contesté que las estrellas


de chico encantan


y de grande acomplejan





por eso él era más aplomado que yo


tanto


que había metido dos goles


y encima cargó conmigo





no obstante


aunque sea problemática


una estrella nunca está de más


para saber por ella


lo que no puede explicarse.











en Poemas joviales (1977), incluido en Versos para despejar la mente. Editorial Municipal de Rosario. Rosario, 2016. // La pintura es de José Luis Menghi, y ésta recogida en T.R.I.P.A. (Trabajo de Registro e Investigación sobre Paisajes Argentinos), a cargo de Maximiliano Masuelli.

sábado, 24 de noviembre de 2018

Ángeles de Asiaín

Queridos míos, 

no siempre estoy bien. Mas

cuando lo estoy sé de la sensación

un tanto. El cuerpo una lluvia,

frío de la tarde irremediable me cubre

y lo que no tiene fin se acepta:

una galería los árboles y la tarde

por Tala caminando a habitaciones otras tantas.

No es cuarto que se ordena

sino mundo. No mi casa,

mundo es el que se quebranta

y cuánta debilidad cabe entonces en su intento.



Recién en las hamacas, yo solo

veía mis pies y me asombraba

siempre como que estén.

Pero de los ojos nada hería

y aunque lejos, en la hamaca -la habitación-

de al lado, Ima estaba 

en silencio. Que esté bien esperaba

para de mi oír unas palabras.

Tanta más la ternura provocaba

y agradecía que yo para estar,

personas, mas amables pudiera pedir, no.



Queridos míos, ahora yo

escribo esta tela a un poema parecida

para al Ima decirle que lo quiero

pues si abro la voz -pintura que se raja-

es para abrevar aquí lo que de esta tarde

sacamos en limpio los ángeles.



No es mi vida la que tomo y callado,

al alejarme de la fiesta, barro.

Cuando acaricio la azucena naciente

de Seguí en la plaza

no es mi casa sino ésta habitación toda

-compartimos- la que los postigos

traban. Abrirlos. Abrirlos.



Se siente la luz como un hechizo.

En silencio oro para que a sus cuerpos

devuelvan la existencia.









viernes, 17 de enero de 2014



*enamoradas del sol



están construyendo

en el piso de arriba del

lugar que Félix alquila.



de madrugada subimos a ver la luna

vimos como la Gabi se hizo ahí con unos ladrillos

y un bloque de cemento una mesa

y puso al lado una silla blanca de plastico



la Gabi es usuaria

y me ha prometido ya que la próxima vez que venga

encontraré el pedazo de tierra

que apenas se ha salvado recubierto de

alegrías del hogar

y enamoradas del sol



la Gabi es buena amiga y

nos ayuda en nuestro romance





*alegrías del hogar



compramos dos platos playos en el vea

y esperamos el 22 sobre almafuerte

el vecino remisero me saluda

llamandome muchachito y me recomienda

decir siempre que ando muy bien

un albañil pregunta a felix si soy

su hermano o su hijo

con él hablamos un rato acerca de su antigua novia

que cocinaba en una escuela pero que, nos dice,

jamás quiso cocinar en su casa

le alegra, se nota, que felix y yo estemos cocinando juntos

otro albañil pregunta si también yo soy de ramirez

y terminamos hablando acerca de top disco

dandome el nombre de una mujer y asegurandome él,

con repentina erótica, que es tremenda guachona

en casa sigue sin haber agua

pero ya no me preocupa que

entre las cosas que no sé

figure ahora, flamante,

los mecanismos para curar a la planta que felix compró

para su casa, ya que todo parece indicar que las

alegrías del hogar que la Gabi prometió

han florecido ya en un montón de albañiles

que nos rodean mientras

ponemos a calentar el aceite

en algún lugar de calle almafuerte

me llené de mocos

Me llené de mocos. No deben haber aparecido mágicamente, pero los noté con claridad el viernes a la tarde, en el exacto compás en que acabab...