sábado, 9 de mayo de 2020

La guerra de los mundos


Durante los primeros capítulos de Inuyasha, Ahome representa una adolescente que viaja a través del tiempo. El pasaje se realiza en un sentido vertical, ya que es el tópico del pozo el que conecta ambos "mundos". Del Japón moderno al de las guerras civiles, Ahome se presenta como la reencarnación de una sacerdotisa que, pese a vivir en el futuro, debe cumplir sus deberes sobrenaturales en una comunidad del pasado.


El descenso de Ahome se realiza dos veces. La primera, contra su voluntad; la siguiente por decisión. En el medio se desarrollan cuatro episodios en los que se realiza un pacto de mundos al que muchos personajes acceden. Otros permanecen al margen de esos mandatos. Por ejemplo, el abuelo de Ahome, aunque interesado por la magia y la historia antigua, no realiza ninguna pregunta a su nieta sobre el viaje. Se limita a colocar pergaminos en el pozo para conjurar la posibilidad de ser molestados por espíritus malignos: "Así los mundos permanenecen tranquilos".


Mientras enuncia todo esto, el viejo permanece tranquilo junto a su taza de té. Al observarlo tomar su té luego de clausurar la intranquilidad de los mundos, predisponiéndose a no ser el personaje de ningún historia, es difícil no preguntarnos cuán sabrosa, sino valiosa, será aquella infusión para olvidar pozos, mundos y reencarnaciones y, en todo caso, dedicarse a protegerla.  










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