viernes, 22 de enero de 2021

Rosas de otoño


Cada uno de los vídeos, incluso aquellos que pertenecen a períodos no tan lejanos en el tiempo, posee una película de seda impresa sobre sí que le otorga un aura que sino es de antigüedad, es de presente horadado por la memoria que arrastra. Parece un beneficio que la edad les ha otorgado. En vez de sucias, las imágenes parecen haber cobrado un sedimento, volviendo más sólido lo que ya estaba y no podía ser visto.

El aura viene del pasado, pero su imaginación pertenece al presente. Las imágenes siempre imaginan en presente. Investigar sobre este suceso contemporáneo a nuestra experiencia nos enrieda y entusiasma. El entusiasmo corresponde al descubrimiento retrospectivo: un darse cuenta que las imágenes van enseñando a medida pasan delante nuestro, anexo a su perenne fascinación. El enriedo por su parte se liga a la diseminación que enuncian, como polvo que vuela, cada vez que las tocamos. 

Veo entrar a Alberto Closas en el sketch de Soledad. Entonces apunto su nombre y detrás suyo encuentro una serie de películas, obras de teatro y apariciones televisivas. En su caso, por ejemplo, las imágenes, algunas irrecuperables, que los títulos prometen han sido tomadas en varios países por los que cuerpo e imágen han transitado. Closas falleció en 1994, poco después de su visita a la Argentina donde tuvo tiempo de hacer chistes de doble sentido con la señorita Soledad. Todas las promesas son anteriores a ese momento, y lo acompañan. Se abren en la imagen que recortamos. 

También aparece junto a su nombre el célebre matrimonio con Amelia Bence. Y en Amelia se guían otros derroteros, más títulos y más promesas. Entre ellos, junto a su nombre es imposible no inscribir la dorada letra de su amiga Mirtha Legrand. 

Tras sus términos, cine, televisión y teatro se dan la mano a la par de exilios, viajes y matrimonios. Entonces el alfabeto de polvo que las imágenes diseminan se vuelve todavía más incontrolable y nos obliga a seguir mirando. Con ellas vamos hacia atrás a la vez que hacia adelante en busca de los cuentos perdidos, las explicaciones no dadas y las promesas por cumplir. En algún sitio habremos de caber nosotros. 

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