viernes, 22 de enero de 2021


Nuestra gata es muy hermosa. Esta mañana limpiaba con la palma de mi mano una sábana blanca. Al sacudirla salía el polvo de los días y hacía un ruido de cascabeles veloces. Por otra habitación vino y trepó, abiertas todas sus extremidades, abiertos los ojos en par, tratando de cazar sonido y movimiento que la excitaban visiblemente. Era una gracia su cuerpo negro sobre la sábana blanca, el escándalo de su alegría. Parecía una niña intentando cachar todo junto, chasquido, tela y palma.

Son momentos que caen como sombras traviesas sobre la jornada. Una sobreimpresion producto de poner nuestras vidas juntas y dejar que el dibujo traspase la hoja de calcar. La compañía que nos provee entonces no es una evidencia, ni una sutileza sino una magia que vuelve. 

Cuando atardece y entran por los ventanales las luces mezcladas por las hojas de los fondos, ella elige y cambia de posiciones entre el patiecito, los mosaicos y la cocina. Voy y vengo con el agua por regar. Ya no somos niñas, sino viejas y hacemos las tareas entre el placer y el fastidio, tanta puede ser la fuerza de los días. Un amarillo muy dorado, un punto menos fuerte que el oro, bendice una de sus orejas, transparenta parte de su rostro y me murmura secretos indescriptibles en tanto azorada la miro y miro. Nuestra gata es muy hermosa.




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Fotito - Mariel Visconti 




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