Son momentos que caen como sombras traviesas sobre la jornada. Una sobreimpresion producto de poner nuestras vidas juntas y dejar que el dibujo traspase la hoja de calcar. La compañía que nos provee entonces no es una evidencia, ni una sutileza sino una magia que vuelve.
Cuando atardece y entran por los ventanales las luces mezcladas por las hojas de los fondos, ella elige y cambia de posiciones entre el patiecito, los mosaicos y la cocina. Voy y vengo con el agua por regar. Ya no somos niñas, sino viejas y hacemos las tareas entre el placer y el fastidio, tanta puede ser la fuerza de los días. Un amarillo muy dorado, un punto menos fuerte que el oro, bendice una de sus orejas, transparenta parte de su rostro y me murmura secretos indescriptibles en tanto azorada la miro y miro. Nuestra gata es muy hermosa.
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Fotito - Mariel Visconti
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