lunes, 22 de septiembre de 2014

Félix

Felix tiene 32 años, estudia Trabajo Social y trabaja como preceptor. También estudia japonés.

El japonés es una lengua extraña, toda cortada en sílabas, como si la gente la hablara con un cuchillo fino que va cortando las largas oraciones en trozos de sushi pequeños, hechos todos de una sílaba y comenzara a hablar de esa manera. Felix no es japonés, pero le brillan mucho los ojos cuando hablamos del japonés. De modo que va todas las semanas a aprender como cortar las palabras en trozos pequeños, escribir de arriba a abajo y decir cosas muy extrañas con cara muy seria.

Felix tiene un olor especial y sonrie mucho. Como yo no sé de dónde salió, siempre estoy pensando que yo me lo inventé. De manera que cuando no estoy con él me pongo a pensar bien fuerte en él. Felix puede estar trabajando o en clase y de pronto irse desapareciendo, destejiendo. Eso sería un problema muy grave que luego no sabría como explicarles a su maestra o a su mamá. Todos los días pienso en él para que siga existiendo.

Yo lo quiero mucho.

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