martes, 10 de junio de 2025

cuido un corazón

Cuido un corazón. Mando construir frescos sobre sus cúpulas, encargo vitraux, enciendo candelabros interminables entre una noche y otra noche. Envejezco en sus largos pasillos, mido porciones de cielo entre sus campanarios y el firmamento. Me escondo detrás de pesados cortinados, consagro eucaristias, leo pacientes tratados sobre transmutación del oro. Pierdo y obtengo, a través de mis pobres ojos, la dimensión necesaria de su embergadura. Cuido un corazón. Confío en un léxico, llamo a las graves puertas de sus habitaciones, firmo misivas. Bendigo la ciudad y el orbe, acaricio el mármol, tengo delicados deseos, preciosos como un verano, sútiles como un invierno. Cuido un corazón. Oculta en él, mi sensibilidad se comporta como los peces, como los siglos, como los niños, como los secretos. No conozco su extensión, tampoco sus tratados. No me es clara su historia, ignoro su cosmografía. Muchos dialectos se pierden, y nunca hemos podido traducir sus evangelios. Aquí estás corazón basílica, corazón cúpula, corazón renacimiento. Corazón siglo, corazón topacio, corazón lágrima. Corazón siglo de oro, cine mudo, europa. Corazón ilustración, corazón estrella, corazón precioso, precioso, precioso. Corazón hombre hermoso, corazón ancianas espléndidas, prendedor, short, pétalo. Corazón, corazón, corazón confundo tus fronteras, son tan lábiles, y me sumerjo en las inexactas palmas de tus manos, tu lengua, tu corazón. Te cuido hasta que me cuides, te cuido, qué tarea prudente; te cuido, qué pretensión; te cuido, qué vértigo; te cuido, qué exacto verso medido, qué largo beso a través mío.




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